La
Anti Nausea
Respira. Respira. Trata de mantener la
espalda erguida. Trata de recordar tu intención. ¿Tu intención? Sí. Respira.
¿Cuántas veces has sentido dolor en tu vida? Es momento de recordar. Vamos. Los
desamores. Está bien. Puede ser que dolieron en su momento, pero no alcanzo a
observar heridas profundas. Tus papás. Sus divorcios. Las múltiples
separaciones. Ahí hay más profundidad. Pero sigue siendo banal. Has sufrido
poco. Lo sabes. Fuiste bebé y lloraste. ¿Lo recuerdas ahora? El dolor profundo
del hambre. La incertidumbre de una noche fría. Vivir en tus sensaciones y
sentir el miedo como un todo, al menos unos minutos. Mientras sientes la
anestesia, sientes que te vas y sólo alcanzas a ver algo de luz.
¿Eres muy bueno para aguantar el dolor,
para cerrarte? Señor armadura. Lo felicito y hablo con ironía. Recuerda, soy tu
madre, y a mí no me puedes esconder nada. No soy tu mamá, esa es otra. ¿Te gustaría
visitar el sufrimiento extremo? Así. Sin más. En este momento. Siéntelo. Sólo
siéntelo sin razón ni contexto. Siéntelo como lo sentiría una madre al ver
morir a su hijo. Como si perdieras lo más valioso. Como si te dieras cuenta del
cercano final de tu vida y apenas descubres tu pasado fue moldeado en tus
manos. ¿Lo ves? Esas lagrimas no son fortuitas. Hay un futuro. Y el dolor
también sirve para sentirnos con vida.
Ahora explora el amor. ¡Qué viaje! Esos
ojos. Todas esas mujeres. Esos momentos cruciales de explorar un primer beso.
Las cartas de amor en apariencia sellaban pactos eternos. Amor en las
diferentes formas malentendidas. ¿Lo sientes en tu corazón? Sí. También están
ellos. Tus amigos, tus padres, tus padrastros, hermanos y hermanastros. ¿Te
atreves a ser incapaz de valorar el regalo de vida? Dame unos segundos y así lo
entenderás mejor.
¿Al fin lo comprendes? Creías en el amor como un concepto. Ya
descubres su verdadera naturaleza. Siente la luz explotar desde la base de tu
columna y subir para volar tu cabeza en mil pedazos. Ya no la necesitas. Observa
el tamaño de tu alma. ¿Entiendes la dimensión de la luz? Sí. Es real. Más real
no puede ser. Sí. Es un momento en el tiempo. Sí. Es un amor proveniente de
fuera. Es el vientre. Es tu mamá. ¿Lo escuchas? No, pero lo sabes. Y ella lo
sabe también. Vives dentro de ella, y ella apenas se entera. Ya conoces el
amor. Ya conoces el verdadero poder. ¿Existir? Ya eres.
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Ahora es importante conectarlo con tu
presente. ¿Dónde estás ahora? ¿Hacia dónde vas? Sí, el poder está ahí. Sí, esa
capacidad no tiene limitaciones. ¿Cuál es su utilidad? Tú respóndelo. Correcto.
De eso se trata tu existencia. No necesitas más propósitos. Sal. Sana. Sánate.
Jose A. Casas-Alatriste
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