Tuesday, February 19, 2019

De la serie de libros: "El Extranjero" Albert Camus

El Extraño (Toma 1)



Pienso en el significado de la palabra extranjero, más allá de quien habita una tierra diferente a la suya. Siento la definición pequeña para su significancia. Se puede ser ajeno a su propia tierra, lejano a su propio ser. Vivir alienado de su origen. Actuar hacia afuera en aparente normalidad mientras en el interior uno se siente de otro planeta.
Cuando vivimos como extraños nos encontramos con barreras constantes y tangibles. Las cosas no salen como esperamos. La vida deja siempre un sabor de insatisfacción y fantaseamos como niños en una justicia redentora, en el largo plazo, al final de nuestra vida. Nada más falso. La vida será injusta para quienes no la asumen como propia.
Entonces, con algo de suerte, un día volteamos hacia los pequeños actos de nuestra cronología. Vemos las acciones equivocadas y las omisiones imperdonables. Reconocemos, si llegamos a entendernos, la relación entre lo sembrado y los resultados; El origen de nuestros límites en creencias añejas.
Al observarlo, quizás, podamos cambiar. Por un instante, o por el resto de nuestros días, dejar de ser extraños en nuestro cosmos. Lograr conectar, sentir y comprender nuestra co participación en cada cosa manifestada. Asumir la responsabilidad nos brinda el poder de recrear. Ya no para atrás sino para adelante. El futuro se convierte en la cancha de la libertad. Sin embargo, la libertad conlleva sus cargas. El Porvenir pesa cuando se asume en su totalidad como consecuencia de lo propio. Asusta dejar de ser árabe. La valentía de renunciar a la separación, de serme lejano, me permite aspirar a vivir en mi.





El Extranjero (Toma 2)



El inicio de cualquier relato puede ser siempre insignificante, salvo cuando empieza por el final, y entonces puede perder su propósito. Así como el inicio puede ser ajeno al final, así se puede ser ajeno a la tierra donde habita. Así, sin ninguna referencia de nacionalidad, cultura o identidad, uno puede padecer la tragedia de no pertenecer. Ni en el relato, ni en el espacio, ni en el mundo, o el cosmos interno. El extranjero es aquel viviendo en la separación, en la lejanía de las emociones. Es vivir escondido en la desconexión, creer en lo inofensivo de la realidad, si la mantengo lejos.
El extranjero habita y vive desde su razón. No siente pues no necesita sentir, o al menos eso pienso.
Hoy he entendido la importancia de los círculos y las relaciones de causalidad y conexión. La verdad última: No soy nada. Soy una parte. Soy todo. La eterna paradoja. El límite y el NO me resuenan como consecuencia directa de la ausencia de siembra, y del lugar en donde me anclé hace tiempo.
Hoy he comprendido lo vacío de ser extranjero. De vivir en la tierra ajena de la angustia y el fracaso. De batallar con el lenguaje extraño de la preocupación y la desesperanza. Ser un ajeno en su propia vida. Sentirlo y entonces, dejar de serlo. Reconocerlo y entonces, dejar de padecerlo.
Al final todos estaremos en algún momento frente a la hoguera viendo como los demás disfrutan de echar leña por una desgracia efímera, pasajera para todos menos para quien sobrevive a las quemaduras de quinto grado.
Ser extranjero para regresar a ser nativo. Un trayecto equívoco en mi territorialidad para volver a un principio de unidad. Al menos intentarlo como fin último. Al fin intentar para ser grande.

Jose A. Casas-Alatriste

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