Saturday, October 12, 2013

IX Disconfirmation


Tu sabes que a cada expectativa le corresponde un riesgo.

A cada atribución potencial, dibujada en el futuro, le corresponde el riesgo de nunca ser. La desconfirmación. La desiguladad aritmética entre la expectativa y la realidad.

Para bien o para mal. O neutra, en cuyo caso, medianamente imposible, las expectativas quedan simple y sencillamente satisfechas.

Te pones a pensar en cómo puede ser esa siguiente vez. Los trazos de tu cara no me quedan ya tan claros y a veces te imagino mucho más guapa y después me acuerdo de tu risa y no sea si sea expectativa sensorial pero se me enchina el cuero y me gusta.
Pareciera que las palabras que cambiamos lo confirman a pesar de tus silencios prolongados y tus incoherencias repetitivas.

Y pareciera que hay intención. Que la tienes. De estar y desconfirmar. Desconfirmar como un pasito de bebé hacia realidades más duraderas, más llevaderas. Nunca aburridas.



Y después sucede que no sucede. 



No hay desconfirmación simplemente porque no hay ese hecho esperado. No estás presente. Le diste la vuelta. Un pin. Un milestone quizás de muchos con los que se construyen las vidas, que simplemente fue dejado de lado.

Entonces me quedo así de absurdo con nada más que la expectativa que en este caso juega negativa. Como algo fresco que después de un tiempo de tenerla ahí se echa a perder y huele mal.

O en todo caso es el tipo de desconfirmación que no necesitaba. La que se quedó muy por debajo de las expectativas, y que quebranta esos dibujos imaginarios de futuro y tu espalda en preguntas que quedan tan poco claras que no siempre vale la pena buscarles respuesta.

Jose A. Casas-Alatriste

1 comment:

René Parlange said...

Ante el riesgo de que no cuaje en realidad es mejor aventarse de bruces, con el riesgo de caer en la nada... que no aventarse. El no aventarse no conlleva un riesgo, es la certeza de que no será.